El comienzo
Nos conocimos el 19 de Diciembre de 1998 en el cumpleaños que Chris, el hermano de Yan, festejó en el club CIRSE. Con el tiempo nos fuimos haciendo amigos, chateábamos de vez en cuando por ICQ y nos veíamos en fiestas o cuando Fer venía a estudiar con Chris a casa. A partir de Mayo del 2001, nuestra amistad empezó a fortalecerse ya que nos veíamos y hablábamos mucho más seguido. En Julio de ese año Fer me confesó que estaba enamorado de mi, pero yo, sabiendo que el se iba a estudiar a USA en Agosto, le dije que sólo lo quería como un amigo.
La partida llegó. Nunca me voy a olvidar de aquel 17 de Agosto en Ezeiza que fue, sin duda, uno de los momentos más tristes de mi vida. Se estaba yendo y no podía hacer nada para retenerlo. Durante los primeros 15 días que Fer estuvo en Florida, nos mandábamos mails todos los días y hablábamos por teléfono casi que día por medio. El 2 de Septiembre, chateando por ICQ, nos pusimos de acuerdo en que lo que nos pasaba era algo más que una simple amistad y decidimos ponernos de novios.
Todo era raro y hermoso a la vez. Cuando les contábamos a nuestros familiares y amigos que nos habíamos puesto de novios a distancia, muchos nos decían que estábamos locos. No nos importaba. No imaginábamos estar separados. Comenzamos a hablar varias horas por día, aprendiéndonos poco a poco.
Fer volvió a Argentina el 13 de Diciembre del 2001. Recuerdo lo nerviosa que estaba ese día por nuestro reencuentro en el río. Todo fue tan natural que parecía que nunca nos habíamos separado. No nos importaba que el se tuviese que ir, aun sabiendo que eso iba a repetirse por muchos años, ya que no dudábamos que queríamos estar juntos.
Tuvimos momentos duros en los que la distancia y nuestras carreras tendían a separarnos. Sin embargo, en esos momentos siempre uno de los dos se fortalecía y luchaba para que nuestro amor siguiera siendo lo más maravilloso que teníamos en nuestras vidas. Desde el primer momento supimos que estábamos hechos el uno para el otro, ya que siempre nos quisimos, comprendimos y complementamos increíblemente. Si bien el camino que nos trajo acá fue duro, lo volveríamos a transitar, sabiendo lo dolorosas que son las despedidas, lo difícil que es no estar cerca cuando nos hace falta un abrazo y lo duro que se hace ver tan lejos esa meta de estar en el mismo lugar por tiempo indefinido.
Supimos estar, a nuestra manera, juntos en cada momento. Crecimos juntos, tanto en nuestra relación como en nuestras vidas personales; nos ayudamos a mejorar como personas, dándonos fuerzas, confiando y creyendo ciegamente en el otro; en otras palabras, nos entregamos completamente al amor. Me diste tu vida y yo te dí la mía; y sé que no puede estar en mejores manos.
Hoy estamos empezando a cumplir el sueño, el mismo que tenemos desde que nos pusimos de novios. El sueño de formar nuestra propia familia, el de crecer y envejecer juntos. Creemos que no hay mayor entrega que brindarle la vida a otra persona y eso es lo que nos estamos regalando.
Yan y Fer